martes, 26 de abril de 2011

¿Todo vuelve?

     Todo vuelve, le dijeron. Ella supuso que si todo volvía, ellos iban a volver. María lo había dejado y él llorando por su amor, le pidió otra oportunidad. Ella se la dio pero fue tarde. Otra nueva apareció y ocupó su lugar. María empezó a extrañarlo y a darse cuenta de que Nicolás le hacía bien. De que realmente estaba enamorada, y que nunca tuvo la oportunidad de decírselo en serio. El tiempo pasó. Ellos habían durado un mes, pero la nueva pareja de él y la otra ya iba dos. Y el tiempo pasó, y se llegaron a sus 4 meses. Al cuarto mes, María y Nicolás volvieron a entablar una conversación sin peleas. Pero ellos se gustaban, y había algo que les decía que tenían que volver. Él le propuso volver, ella, siempre tan negativa le preguntó si iba a dejar a la nueva. Nicolás dijo que no, y al escuchar tal respuesta ella decidió que no iba a volver si no la dejaba a la otra. Todo quedó tenso, la relación iba y venía sin llegar nunca a nada. Peleaban como si fueran marido y mujer. Ella rogaba porque en algún futuro terminara así. Él terminó al fin, con la otra. 
     Un día como todos, su grupo de amigos se juntó. Ellos fueron sin pensar en qué iba a pasar, ellos fueron a divertirse con amigos. El día llegó. La cena fue normal, como cualquier cena entre amigos. La sobremesa fue un tanto desubicada en el contexto del respeto. Saltaban todo el tiempo comentarios a cualquier individuo del grupo de amistad. En fin, son adolescentes, y se estaban divirtiendo. Pasaron dos horas y media, y la mayoría se fue a la terraza. Entre idas y vueltas, María y Nicolás volvieron a charlar. Tomaron un poco de alcohol, casi nada a comparación de otras veces en las que se habían juntado. Ellos nunca llegaron a comer el postre, ellos estaban saldando cuentas. Ellos estaban reviviendo rápidamente las cenizas de un fuego viejo. Fueron aproximadamente seis horas de besos, caricias y esas cosas que hacen las parejas de esta época. Ella sabía que él no iba a querer más nada. Y sin embargo, luchó por la pareja, contra la corriente a su manera luchó. Él hizo la suya, la buscaba de vez en cuando. Y María se volvía cada mes más loca. Por él, por supuesto.
      Un día así de la nada, todo se tornó mal. Pasaron semanas, y él se puso en una relación nueva, ella enloqueció. Comentó barbaridades en sitios web y por supuesto, el lo leyó. A pesar de un par de enojos y peleas, él la perdonó. Pero ella sacó por conclusión que estaba vez ya nada va a volver. Que ellos habían revivido muy bruscamente el fuego, y al llegar al borde de casi quemarse, decidieron tomar caminos distintos. Ninguno de los dos tenía la valentía suficiente como para encarar al otro para hablar. Ninguno de los dos quiso volver a meter la pata. Ninguno de los dos se quiere quemar. María sigue llorándolo por los rincones, lo extraña. Cada vez que lo ve, le agarra esa sensación en la panza de saber que se muere por él y no puede hacer nada. Hasta el momento, no se volvió a saber casi nada de él. Cuentan que cada tanto pasa a visitar por las tardes a ella, pero nadie lo ve. Ella ya no está segura de que todo pueda volver.


martes, 19 de abril de 2011

Un mundo de plástico.

    Probablemente en tu casa tengas un recipiente lleno de bolsitas que vas acumulando del supermercado, juguetes, regalos, etc. que las vas utilizando para la basura.
Cada año se utiliza alrededor de 500 millones de bolsas plásticas en el mundo. Una bolsa de plástico tarda aproximadamente 100 años en degradarse pero son efectivas, baratas, reducidas en peso, maleables. Así se transformaron en omnipresentes. Es difícil recordar cómo era el mundo sin plástico.
    El invento de la bolsa ligera de plástico troquelada que conocemos hoy (la que te dan en el supermercado), es original del ingeniero sueco Sten Gustav Thulin para la empresa Celloplast, quien la patentó en 1960 en su país y obtuvo en 1965 la patente mundial.
Cuando se habla de los efectos nocivos del plástico, es frecuente que se nombre a la gigantesca mancha de escombros plásticos producido por el consumo y las industrias, que flota en el Pacífico. Se la llama “La gran mancha de basura del Pacífico” . Se trata de un remolino de alta concentración de basura plástica y lodo químico que alcanzan hasta los 700 mil kilómetros cuadrados, atrapados por las corrientes del Océano Pacífico Norte.
    En el año 2008 la Cámara de Diputados de la Provincia de Buenos Aires sancionó una ley que prohíbe el uso de bolsas de plástico en todo su territorio, la Ley 13868. Su vigencia es NULA hasta el momento. Basta ir a un supermercado en la Provincia de Buenos Aires para comprobarlo.

    Si entre todos colaboraramos para anular su uso, podríamos vivir en un ambiente menos contaminado. Sólo basta con tomar conciencia y saber que hasta lo más mínimo que hagamos, puede ser grande a futuro.