martes, 4 de octubre de 2011

En la cima de una revolución.

         Ernesto “El Che” Guevara nacido el 14 de junio de 1928 en Rosario, Argentina, fue un médico y guerrillero argentino.  
       Fue uno de los ideólogos que lideraron la Revolución Cubana (1953-1959).
El nuevo régimen revolucionario concedió a Guevara la nacionalidad cubana y lo nombró jefe de la Milicia y director del Instituto de Reforma Agraria (1959), luego presidente del Banco Nacional y ministro de Economía (1960) y, finalmente, ministro de Industria (1961)
       Su pasión revolucionaria, sin embargo, le hizo abandonar Cuba en secreto en 1965 y marchar al Congo, donde luchó contra el imperialismo.      
       Relevado ya de sus cargos en el Estado cubano, el Che Guevara volvió a América del sur en 1966 para lanzar una revolución ubicado en  Bolivia.  Eligió aquel país como centro de operaciones para instalar una guerrilla que pudiera irradiar su influencia hacia Argentina, Chile, Perú, Brasil y Paraguay.
      
En el combate de Quebrada del Yuro, fue herido de bala en su pierna izquierda, capturado y trasladado a La Higuera junto con Simeón Cuba (Willy) donde fueron recluídos en aulas separadas. Allí colocarían también los cadáveres de los guerrilleros muertos. Entre las pertenencias expropiadas  por los militares estaba el Diario que el Che llevaba en Bolivia.
      
El 9 de octubre por la mañana el gobierno de Bolivia anunció que Ernesto Guevara había muerto en combate el día anterior. Durante la tarde, se dio la orden de Ejecutar al anteriormente anunciado muerto. El cadáver, de acuerdo con el informe, carecía de manos, registraba un alto contenido de formaldehído, y llevaba ropa y elementos compatibles con los que se supone que tenía al momento de ser enterrado (comouna bola con picadura de tabaco de pipa en uno de sus bolsillos). Sin embargo, algunos afirman que el cuerpo no es el del Che, ya que existen contradicciones entre el informe y la autopsia que se practicó al cadáver en 1967. Su cuerpo fue llevado en helicóptero a Vallegrande y fue colocado en el lavadero del hospital Nuestro Señor de Malta, donde permaneció en exhibición pública.
       


  Por su apariencia salvaje y revolucionaria, el Che se convirtió en una leyenda y un ídolo para los jóvenes revolucionarios de todo el mundo. En un ejemplo de lucha y revolución, como única esperanza para acabar con la explotación capitalista, y conseguir la construcción de una sociedad mas justa, digna e igualitaria.

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